TE IMAGINO...
Bueno, este es un relato inédito, que he escrito hoy mismo, principalmente porque echo de menos a Rinaldo y me he puesto a pensar en él, en lo que debe hacer y pensando, pensando, me ha surgido esto. Así que... espero que te guste cariño, es sólo para tí. Te quiero.
Te imagino acostado en tu cama aún, con los primeros rayos de sol que entran por las rendijas de la persiana iluminando tu cuerpo desnudo. Tu cara describe una felicidad y una tranquilidad únicas que me hacen desearte aún más. Siento que mi sexo se humedece con esa visión. Me acerco a la cama, me quito la ropa despacio mientras te observo, dormido, admiro tu cuerpo perfecto. Una vez completamente desnuda me subo a la cama y gateo sobre ella hasta llegar a ti y a ese tesoro dormido entre tus piernas. Aparto la sábana que te cubre hasta la cintura y tímidamente acaricio tu sexo. Empiezo a lamerlo suavemente y tanto él como tú os vais despertando poco a poco. Me observas, te miro y una alegre sonrisa se dibuja en tu cara. Levantó mi cara hacía ti y te sonrío traviesa. Sigo lamiendo tu sexo que poco a poco se va izando altivo y altanero. Enredas tus manos en mi pelo y lo aprietas suavemente. Me introduzco tu glande en la boca y sin dejar de mirarte comienzo a chuparlo. Lo saboreo, lo mimo con mis labios y mi lengua mientras tú gimes y embistes mi boca deseando más. Saco el glande de mi boca y ahora lamo el tronco descendiendo hacía los huevos que también lamo, primero uno y luego el otro, despacio y con calma, no tenemos prisa. Los chupeteo y me deleito con ellos mientras con mi mano acaricio el tronco suavemente. Vuelvo ascender por el tronco lamiéndolo con mi lengua hasta llegar otra vez al glande que vuelvo a introducirme en la boca y lo repaso, lo chupo, lo saboreo. Y tiras de mi pelo suplicándome:
- Ven.
Acercó mi boca a la tuya, nos besamos y reposo mi cuerpo sobre el tuyo. Con tu mano acaricias mi seno desnudo y nos miramos a los ojos, susurras:
- Te quiero.
- Te quiero. – Repito yo.
Y aprovechas el momento para tumbarme boca arriba. Vuelves a besarme y esta vez llevas tu mano a mi entrepierna que está húmeda y deseosa de sentirte. Acaricias mi clítoris con suavidad, luego introduces un par de dedos en mi y haces que mi cuerpo se convulsione por completo. Desciendes con tu boca hasta mis senos, los besas y los mimas sin dejar de acariciar mi clítoris y mi vagina. Gimo y me estremezco. Sigues descendiendo por mi vientre, besándolo y lamiéndolo con tu lengua mientras yo te observo. Me muerdo el labio inferior imaginando lo que vendrá a continuación. Llegas hasta mi pubis y reposas tu barbilla sobre él, me sonríes y me guiñas un ojo. Luego acercas tu lengua a mi clítoris y empiezas a lamer, chupar y mordisquear arrancándome suaves gemidos de placer. Te entretienes en mi entrepierna, venerándola, dándome ese placer que sólo tú me sabes dar. Suspiro y mi cuerpo se convulsiona por la corriente eléctrica que me causan tus caricias bucales. Y apunto de correrme te detienes, te pones sobre mí y diriges tu miembro erecto al interior de mi cueva. Me penetras suavemente y nos abrazamos. Por fin, unidos, por fin somos uno. Comienzas a moverte despacio, mirándome a los ojos y sonriendo, haciéndome sentir como tu pene entra y sale de mí. La pasión nos quema y nos une, nos envuelve en esta habitación, miles de caricias describen este amor, este sentimiento, este tú y yo. Tus labios besan los míos y se unen irremediablemente, mientras empujas contra mí y una fuerte corriente eléctrica se desata desde mi sexo expandiéndose por todo mi cuerpo justo en el mismo instante que tú también sientes ese éxtasis y te derramas en mí. La unión perfecta se ha completado, me abrazas, te abrazo y me susurra al oído:
- Te quiero.
- Te quiero. – Repito yo.
Y nos quedamos abrazados, descansando.
Erotikakarenc.
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1 comentario
Rinaldo -
Es increíble como describes las cosas, como las sientes y como las plasmas en el papel, no sé si algún día pudiera yo expresar lo que tu dices, pero sabes, eso no hace falta que te lo detalle, lo muchisimo que te quiero y lo feliz que me siento a tu lado. Eres un cielo, un paraíso en el que perderse, la musa de mis fantasías más locas. Y ahora además más caliente que un horno. Has conseguido emocionarme (otra vez).