MARAVILLOSO ORGASMO.
Subo en el ascensor, mi corazón va a cien por hora. El ascensor se detiene y salgo de él. Camino con paso seguro hacía el despacho, abro la puerta y estás allí, dándome la espalda, concentrado, trabajando. Me acerco a ti sigilosa, tratando de no hacer ruido para que no notes mi presencia. Cuando estoy justo a tu espalda, acaricio tus hombros con suavidad, acerco mi boca a tu oído y te susurro:
- Esa brujita te ha dejado hecho polvo, ¿eh, mi vida?.
Mueves la cabeza afirmativamente y giras tu silla hacía mí y te beso apasionadamente. Introduciendo mi lengua dentro de tu boca, buscando la tuya, rozando todos tus dientes. Nuestras lenguas pelean, se enreda, se sienten y finalmente abandono tu boca, chupando tus labios y succionando el inferior. Tus manos, instintivamente, se han ido a mis tetas, acariciándolas por encima de la blusa suavemente. Luego, cogiéndome por la cintura, me has aupado para sentarme sobre la mesa. Me he tumbado sobre ella, mientras tus manos se perdían por debajo de la blusa rozando delicadamente mi piel, has besado mi ombligo como sólo tú sabes hacerlo, haciendo que mi piel se erice. Beso a beso, y desabrochando la blusa has llegado hasta mis senos, que has acariciado y pellizcado dulcemente, haciéndome vibrar otra vez. Y he sentido como clavabas tu pelvis entre mis piernas abiertas. De nuevo tus labios han besado los míos, mientras tu mano se perdía entre mis piernas y rebuscando bajo las bragas encontraban mi sexo húmedo. He gemido excitada, deseando que siguieras, y tú me has mirado a los ojos adivinando que deseaba que siguieras. Tus dedos se han adentrado entre los pliegues de mis labios vaginales, han buscado mi clítoris y lo han acariciado. Yo gemía excitada, suspiraba cada vez más, mientras sentía tus dedos hurgando en mi sexo. Entonces te he mirado a los ojos y te he suplicado:
- ¡¡Métemela, ya!!!
No te has hecho derogar. Te has bajado la cremallera del pantalón, sacando tu sexo erecto, has apartado mis bragas, has acariciado mi sexo húmedo con tu verga y luego suavemente, me has penetrado. Ha sido un momento mágico, especial. Sentir como me penetrabas, como tu sexo se abría paso dentro del mío, ha sido sobre todo excitante. Luego has empezado a moverte, dentro y fuera de mí, primero despacio y luego acelerando tus movimientos, yo trataba de acompañarte, de moverme sintiéndote dentro de mí, mientras nuestra manos permanecían unidas. Tus labios han buscado de nuevo los míos, y de nuevo un beso ha estallado entre nosotros, pelea de lenguas, chupetones, labios que se unen y se sienten... Mientras nuestros cuerpos se movían acompasados el uno con el otro. Poco a poco he empezado a sentir ese inconfundible cosquilleo que precede al orgasmo, mientras sentía como tu sexo se hinchaba dentro del mío, hasta que finalmente ambos hemos estallado en un maravilloso orgasmo. Al terminar me has mirado a los ojos, nos hemos besado suavemente y me has dicho:
- Gracias, Princesa, lo necesitaba.
- Te quiero. – Te he dicho yo. Nos hemos abrazado. Y has añadido:
- Yo también te quiero.
Erotikakarenc.
2 comentarios
Erotikakarenc -
Rinaldo -
Te quiero.