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EROTIKA. RELATOS Y PENSAMIENTOS

Pensamientos y sentimientos

Te imagino

Te imagino

Te imagino en la cama acostado, con todo el cuerpo adolorido, mala cara, ojeroso y necesitado de mimos y cariños. Así que me pongo mi traje de enfermera, una bata supercorta y estrecha, muy escotada. Entro en la habitación y al verme tus ojos se encienden, pareces recuperarte un poco. Me acerco a tí y me inclino mostrandote mi escote, que sugerente se vierte ante  tí. Aprovechas para mirar lo que puedes y... Adivino que tus pensamientos van mas allá, desean desnudarme, desabrocharme la bata poco a poco, pero tu debilidad no te lo permite. Acerco mis labios a tu mejilla te beso y te pregunto si necesitas calor, con los ojos como platos, me respondes que sí, mientras tus manos se escapan hasta mis senos y los acaricias por encima de la ropa. No tienes fuerzas para más, pero ese simple gesto te ha dado un aliento. Despiertas del sueño y yo sigo a tu lado sentada, te pregunto si necesitas algo y simplemente me contestas: "Nada, con tenerte a mi lado me basta". TKM.

K.

ME GUSTARÍA.

ME GUSTARÍA.

Me gustaría que tuvieramos más tiempo para nosotros, que tuvieramos un largo rato para hablar sin interrupciones y contarte tantas cosas que a veces te quiero contar. Me gustaría contarte mis pensamientos, mis más escondidos secretos y saber de tí todos esos misterios que guardas dentro de tí. Me gustaría poder decirte al oído que te quiero, y tantas cosas te querría decir...

MI CABALLERO ANDANTE.

MI CABALLERO ANDANTE.

Con armadura de hierro, con espada de plata, con porte elegante, tú eres mi caballero andante. Ese que vela mis sueños, ese que guarda mi espalda, ese capaz de batirse en duelo si alguien me falta al respeto. Ese eres tú, mi caballero andante que con su blanco corcel viene a buscarme, me sube en la grupa del caballo, me lleva lejos de todo y de todos y me entrega ese amor que tanto me llena. Te arrodillas frente a mí, mostrandome respeto y pleitesía y yo sólo puedo, arrodillarme junto a tí, besar con ternura tus labios, acariciar con amor tu mejilla, abrazarte con fuerza contra mi pecho y susurrarte al oído:

- Te quiero, mi caballero andante.